Sábado, 11 Mayo 2024

Este año el Foro Económico Mundial contó con la presencia de nuestro presidente Javier Milei, para muchos era de gran expectativa lo que pudiese decir en su discurso, luego de pasado el mismo, las sensaciones que dejó eran de asombro, pero principalmente de vergüenza.

Más que nada este último sentimiento fue expresado por muchos ciudadanos argentinos y de otros países, entre los que cuales había diversas opiniones al respecto, de periodistas tanto de nuestro paìs como de periodistas internacionales, enviados especiales, académicos, distintas personalidades de la cultura, la ciencia, etc, que no salían del asombro por muchas de las cosas que dijo, sino que a su vez hacían eco en ese asombro y vergüenza, lo que los medios internacionales mencionaban sobre lo expresado por el presidente Javier Milei y los modos en que lo dijo.

Ahora vamos a lo que más ruido, asombro y vergüenza provocó. Primero negar la violencia de género, donde sabemos que cualquier estadística podría desmentir rápidamente esta aseveración pronunciada por el presidente. Hace unos días Cenital en su columna Primera Mañana, señalaba que en el 2023 hubo una víctima de violencia de género cada 26 horas según un informe de la ONG La casa del Encuentro.

Segundo, negar el cambio climático en el mundo, cuando también distintos informes, estudios científicamente comprobados demuestran la veracidad de este fenómeno.

Ambas afirmaciones esgrimidas por el presidente son refutadas con hechos, datos y el consenso casi unánime de la gran mayoría de los países miembros de la ONU.

Por último, y a lo que en este punto me voy a explayar es, la afirmación de que el Estado es el problema, de que no necesitamos al Estado, que el mercado es el único que debe prevalecer, que el mundo debe ser capitalista y no necesita al Estado, según las efusivas palabras del presidente Javier Milei, esbozadas en su discurso.

Vamos a ir por partes, ordenando algunas ideas que considero necesarias para entender y ayudar a entender la necesidad del Estado, de los Estados en el mundo.

Por un lado, haciendo un poco de historia, los Estados surgen como necesidad, precisamente en los comienzos del capitalismo. Así lo señalan varios estudiosos de la teoría Estado y de la necesidad de su surgimiento para la consolidación del sistema capitalista en el mundo. Intentare explicar la necesidad del Estado a través de dos teóricos y estudiosos del Estado.

Michael Mann [1]y Guillermo O’Donnell[2], el primero sociólogo y el segundo politólogo. Ambos toman como punto de partida la definición de Estado de Max Weber, con algunas leves diferencias entre los tres.

Pero toman como base la siguiente definición de cuño weberiano, que sostiene que, el Estado es: “un Un conjunto de instituciones y de relaciones sociales (la mayor parte de estas sancionadas por el sistema legal de ese estado) que normalmente penetra y controla el territorio y los habitantes que ese conjunto pretende delimitar geográficamente. Esas instituciones tienen último recurso, para efectivizar las decisiones que toman, a la supremacía en el control de medios de coerción física que algunas agencias especializadas del mismo estado normalmente ejercen sobre aquél territorio”.

En el caso de Mann este nos señala que, “el Estado se puede definir en términos de lo que parece, institucionalmente, o de lo que hace, sus funciones". Señalando también “la necesidad del Estado, que las sociedades sin estado han sido primitivas, que no hay sociedades civilizadas complejas sin algún centro de autoridad dominadora coactivo, por limitado que sea su campo de acción, que las sociedades con Estado han tenido un valor de supervivencia superior al de aquellas sin Estado”. A lo que agrega que, “la mayoría de las sociedades parecen haber requerido que algunas reglas, relevante para la protección de la vida y la propiedad, sean impuestas de forma monopolística, y éste ha sido territorio del Estado, debido a que las sociedades necesitaban que algunas de sus actividades sean reguladas sobre un territorio centralizado”.

A su vez también señala, que él considera que son cuatro las actividades centrales de los Estados: “mantenimiento del orden interior, defensa contra la agresión extranjera, mantenimiento de las infraestructuras de comunicación: caminos, ríos, moneda, pesos y medidas, ordenamientos mercantiles y redistribución económica”

Por su lado, O’Donnell que también retoma la definición de weber sobre el Estado, pero él se enfoca más en lo que el Estado puede hacer o hace.

O’Donnell sostiene que, el Estado bajo esta mirada abarca tres dimensiones fundamentales que funcionan como tendencia, pero que ninguna se cumple al ciento por ciento y resultan de carácter históricamente contingente. Un “conjunto de burocracias, las cuales deben ser eficaces, un sistema legal, estado de derecho, el cual debe ser efectivo y un foco de identidad colectivo, es decir, un Estado para la nación, el cual debe ser creíble.

También señala que, el surgimiento de los Estados fue un proceso contemporáneo con la expansión del capitalismo, de relación compleja, pero relacionados al fin. Ya que como bien lo señala O’Donnell “esta conexión crucial fue provista por la extensión del Estado y su legalidad, que por un lado institucionalizó la autoridad de la burocracia estatal y por el otro promulgó las reglas legales que establecieron sólidas garantías de la propiedad privada, la comercialidad de la propiedad inmobiliaria y la libertad de contratar y en especial de vender la fuerza de trabajo. Crearon un espacio económico y una moneda unificada, lo cual todo esto resultó absolutamente fundamental para el desarrollo, expansión y consolidación del capitalismo".

Esto a grandes rasgos y de manera sucinta es el Estado y su relación con el capitalismo, pero también el Estado, los Estados, pueden ser democráticos o no y ese es otro tema. Pero en Estados democráticos, los Estados también son garantes de derechos no sólo de derechos a los señores capitalistas, sino que los Estados están al servicio del bien común o del interés público.

Lo que intento explicar es que, tanto para el mercado como para la sociedad civil, el Estado, los Estados son necesarios.

En lo referido al mercado, los mercados no existen sin Estado y por qué, porque el Estado es quien garantiza que no haya situaciones de abuso dominante. Como mencionaba en estos días Martín Reydó, director Ejecutivo de Fundar, que es un centro de investigación y diseño de políticas públicas, donde señalaba que “hay una creencia que, si vos sacas regulaciones legales o administrativas, si sacas al Estado, si sacas burocracias, detrás de eso está el mercado". Un mercado que también se cree que no tiene fallos y que si los tuviese se corrige solo, y "que el mercado es anterior al Estado”. A lo que aduce Reydó que, “eso no es cierto, los países que tienen poco Estado, poca regulación, pocas capacidades estatales, malas burocracias, no son países que tienen fuertes mercados. Los países más pobres del mundo, por ejemplo, el África subsahariana, no es que hay buen mercado funcionando, no hay mercado funcionando”. Concluye, “si no hay Estado no hay mercado, el mercado también es creado por el Estado, por un estado fuerte, que sabe regular, que sabe premiar y castigar cuando se cumple o no la ley. Ahí tenés buenos mercados funcionando”.

En lo referido a la sociedad civil, a los derechos, como bien lo sostiene Oscar Blando, doctor en Derecho Constitucional, que también señala esta creencia, de la no necesidad del Estado, de que el Estado es el problema, como clima de época, que así como pretende instalar la necesidad de que no haya Estado, que con el mercado es suficiente, también quiere instalar “la idea de que el Estado es siempre un enemigo de la libertad y los derechos” a lo que nos señala Oscar que,” es al revés sin la intervención estatal los derechos y libertades reconocidos en las Constituciones y Convenciones de DDHH son mera retórica”.

Con todo esto, lo que queda claro, es la necesidad de un Estado, de los Estados presentes, la necesidad de como mencionara O’Donnell, de que estos Estados sean eficientes, eficaces y creíbles.

La necesidad de mejorar estos Estados, de entender que son creaciones humanas y por lo tanto perfectibles, es decir, con capacidad de perfeccionarse o de ser perfeccionados, la necesidad de una sociedad civil vigilante del mismo, atenta a señalar situaciones que atentan contra el mismo, como la corrupción y no me refiero sólo a la corrupción a gran escala, me refiero a que cada uno de nosotros puede mejorar su accionar respetando ciertas reglas, ciertas normas de convivencia, de colaborar en la construcción de Estados más democráticos, más inclusivos, de denunciar atropellos y de defender los derechos adquiridos.

De creer firmemente en la necesidad de un Estado presente, y no me refiero a un Estado como un gran Leviatán al que hacía referencia Hobbes, sino a un Estado eficiente, equitativo, activo, un Estado social, es decir, un aliado de la libertad y los derechos, algo que el mercado no puede gestionar, porque los derechos, como dice Oscar Blando “no son mercancías que pueden quedar librados al libre juego de la oferta y la demanda”.

[1] Mann, Michael. 2006 [1991]. “El poder autónomo del Estado: sus orígenes, mecanismos y resultados”. Revista Académica de Relaciones Internacionales 5

[2] O’Donnell, Guillermo. 2004. “Acerca del Estado en América Latina: diez tesis para debate”. En La Democracia en América Latina, contribuciones para el debate. PNUD-ONU.

Publicado el Sábado, 20 Enero 2024 14:52 Escrito por

Archiconocida fábula que refiere al perro que no come ni deja comer; en efecto, había una vez un hortelano que trabajó duro para tener variedad y calidad de frutos, pero tuvo que recurrir a quien cuidara su huerto sin poder éste abastecerse de los rindes que uno cultivó y el otro debía proteger.

Publicado el Miércoles, 17 Enero 2024 11:24 Escrito por

Asistimos a fenómenos nunca vistos en Argentina. Se han derrumbado los cánones pretendidamente sociales y pretendidamente compartidos de la cultura, la política y la moralidad. No podemos afirmar con honestidad que, al constituirnos como Nación desde la Revolución de Mayo, llegamos a un País con una identidad definida.

Publicado el Martes, 16 Enero 2024 22:09 Escrito por

Si algo hay que reconocerle a este gobierno es que nos obligó a casi todos y principalmente a los que nos dedicamos a la ciencia política y a otras ramas de las ciencias sociales a volver a releer a ciertos autores, que nos arrojen un poco de luz sobre los diversos temas de debate que abrió la asunción de Javier Milei a la presidencia.

No solo por representar el ascenso al poder de la extrema derecha, de un outsider, sino por su ímpetu reformista, lo cual pudimos comprobar con su mega decreto y su ley ómnibus, donde toca los más variados temas.

Lo cual nos obligó y esto lo rescato como positivo a retomar nuestros apuntes, a releer a los expertos en cada tema, desde los clásicos como Aristóteles, Hobbes, Maquiavelo, Weber, a diversos politólogos, juristas, constitucionalistas, historiadores, etc.

Hemos retomado la relectura de la Constitución, hemos vuelto a releer sobre presidencialismos minoritarios, sobre las críticas que señalara Juan Linz[1] al régimen presidencial, sobre inestabilidad institucional, sobe la emergencia de nuevos liderazgos, volver a leer el clásico texto de Gary Cox y Scott Morgenstem[2], que habla sobre “Legislaturas reactiva y Presidentes proactivos de América Latina”, sobre los poderes constitucionales del Poder Ejecutivo, sobre la finalidad de la reforma de CN del ‘94 y se logró lo que se buscaba, el sentido de la república, de la democracia, volvimos a releer sobre los países que aplicaron reformas de corte neoliberal, buscamos a los autores que se dedican al estudio de las nuevas derechas, a los que estudian los sistemas electorales.

Lo que intento explicar es, como las iniciativas de agenda de este gobierno abrieron un sinfín de temas y la necesidad de análisis de cada uno de ellos, porque hay que tener en cuenta que cada reforma sea de corte económico o político, todo impacta de forma directa en lo social, ni hablar cuando se tratan de reformas tan radicales como las que incluyen este DNU y ley ómnibus.

Hoy a raíz del debate que se está llevando en la Cámara Alta sobre la reforma electoral que plantea el oficialismo, me llevó a la relectura de Dieter Nohlen[3], cientista político alemán, experto en sistemas electorales y desarrollo político, y de otros más que se especializan en reformas electorales y en el impacto que estas producen en lo político como ser en el sistema de partidos, y obviamente en el impacto sobre la sociedad que estas reformas tienen, es decir, si favorecen más o menos la representación de las minorías o las mayorías, si favorecen o no la posibilidad de expresión de las demandas de la población y no solo eso, si no que si limitan o no la posibilidad de acceso a la ciudadanía a involucrarse con la cosa pública.

Pero, ¿de qué hablamos, cuando hablamos de reforma electoral?, vamos por el principio qué es un sistema electoral, es un conjunto de reglas que se combinan de determinadas maneras para traducir los votos en bancas o distribución de cargos.

Como la definición lo sugiere tenemos por un lado los principios de representación que son dos tipos: mayoritario y proporcional, en el primero hay una diferencia entre los porcentajes de votos y escaños obtenidos por los diversos partidos y en el segundo, hay concordancia relativa entre los porcentajes de votos y de escaños obtenidos por los diversos partidos.

Lo que también hay que tener en cuenta que, en el principio mayoritario tiende al bipartidismo. Estos sistemas tienden a ser más moderados políticamente, ya que los partidos más grandes tienden a pelear por el electorado del centro -que suele ser mayor que el de los extremos.

El proporcional, al pluripartidismo, donde cada voto cuenta, y los partidos más pequeños tienen incentivos para competir, así como también un sector mayor del electorado ve éxito en su participación electoral y está representado. La formación de mayorías resulta más difícil, ya que refleja la diversidad del electorado y, por ende, prima la negociación y la búsqueda de consensos. Estos sistemas admiten el surgimiento de sectores políticos más extremos, pero también reflejan los cambios sociales e impiden el surgimiento de mayorías artificiales.

En segundo lugar, continuando en línea con lo sugerido por Nohlen, sostiene que son cuatro los atributos que definen cada sistema electoral: la dimensión y distribución de las circunscripciones electorales, cómo se conforman las candidaturas, cómo es el procedimiento de votación y cómo se convierten los votos en bancas o cargos.

Por lo tanto, la combinación de uno de los dos principios de representación con los atributos que definen al sistema electoral, es decir, circunscripciones plurinominales o uninominales, en como estén distribuidas y cual sea su tamaño, en cómo se conformen las candidaturas, en las formas de las listas cerradas y bloqueadas, cerrada y no bloqueada, abiertas, y esto es muy importante porque como sostiene Nohlen, “las formas de la lista afectan básicamente la relación entre el elector y el candidato/diputado y la relación entre éste y su partido”.

El procedimiento de votación, otro elemento importante, ya que está vinculado a la conformación de las candidaturas y el cuarto elemento de combinación es el de conversión de votos en bancas, que esto se puede hacer por el procedimiento de los de mayoría o los de proporción.

Como veras, no es tan sencillo reformar sistemas electorales, porque cada combinación genera distintos efectos en el comportamiento electoral y también efectos políticos sobre la sociedad en general.

Porque cuando hablamos de reformas, hablamos de uno o varios componentes del sistema electoral, como es el caso que se está tratando en el Senado. Es decir, o hablamos de fórmula, de cómo se convierten votos en bancas, o hablamos de la magnitud de distrito, lo que define cuántos cargos o bancas se eligen por cada distrito, de la estructura de la lista o boleta, es decir, cómo puede el votante conformar la selección de sus candidatos entre toda la oferta electoral, en este punto no solo importa la variación de la estructura de la lista o boleta, sino también el mecanismo concreto mediante el cual el votante emite su voto, si es boleta única, partidaria o voto electrónico.

Esto es un breve pantallazo de los que es un sistema electoral, obviamente también tiene peso el calendario electoral o ciclos electorales, si se trata de elecciones simultáneas con elección presidencial por mayoría simple o relativa o elecciones simultáneas con elección presidencial por mayoría relativa especial o bien, elecciones simultáneas con elección presidencial de mayoría absoluta. Si las elecciones presidenciales son separadas de las legislativas o simultaneas, es decir, toda una serie de cuestiones a tener en cuenta.

Ahora, porqué se reforma, las razones pueden ser variadas y no está mal tratar de mejorar e introducir reformas, lo que nunca hay que dejar de tener en cuenta como bien lo menciona Nohlen, es la estructura social y política de un país, su contexto histórico, es decir, requiere un análisis detallado, de una amplia información a fin de analizar y evaluar sus posibles efectos.

También hay que tener en cuenta quienes llevan adelante las iniciativas de reformas, nunca son por que sí nomás, a veces son para preservar el statu quo, otras para cambiarlos radicalmente, lo que no hay que perder de vista es que toda reforma que no vela por el bien general, cuando no goza de consenso político y social, seguramente será una reforma condenada al fracaso, plausible de nuevas reformas, o que conduzcan a la ingobernabilidad o a una crisis de representación.

Como bien lo menciona tanto Nohlen como Aníbal Pérez Liñán[4], “no hay ningún sistema electoral que sea superior en términos absolutos, y cada nuevo ajuste puede generar sus propios efectos colaterales”, lo que esto significa es que, las reglas importan, que los sistemas electorales producen efectos y consecuencias, tanto en plano político como social, que es necesario analizar y comprender los efectos de una reforma electoral antes de ponerla en marcha.

Con diálogo, con consenso, con estudio y análisis exhaustivo cualquier reforma, puede ser llevada a cabo para el bien general o el interés común de la sociedad y para la salud del sistema político, no olvidando que no hay un sistema electoral superior a otro, que lo que funciona en un país, puede no funcionar en otro, por lo que es necesario nunca olvidar el contexto histórico, político, social y económico de cada país en particular, antes de embarcase en una epopeya reformista.

[1] Linz, J. (1990): “Democracia presidencialismo o parlamentarismo ¿Hace alguna diferencia?”. En Godoy Arcaya, O. (ed.) “Hacia una democracia moderna. La opción parlamentaria”. Santiago de Chile, Ediciones Universidad Católica de Chile.

[2] Cox, G. W., Morgenstern, S., & Wolfson, L. (2001). Legislaturas reactivas y presidentes proactivos en América Latina. Desarrollo Económico, 373-393.

[3] NOHLEN, Dieter (1994). Sistemas Electorales y Sistemas de Partidos. Fondo de Cultura Económica, México.

[4] PEREZ LIÑAN, Aníbal (2004). Las instituciones electorales y su impacto político: los países del MERCOSUR en perspectiva comparada. En: Revista Argentina de Ciencia Política, Nro. 7/8.

Publicado el Viernes, 12 Enero 2024 22:37 Escrito por
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