Sábado, 27 Abril 2024
Osvaldo Bianchi

Osvaldo Bianchi

Para mañana, hoy es el pasado. Y no, no es el diario del lunes sino un anhelo cumplido: salir a las calles masivamente, en paz, con un derrotero transversal, común en medio de las diversidades, con un cometido tan puro y tan claro. 

Sí, realmente, si hubiera una explicación, sería odiosa; una explicación siempre enseña más que una imposición; pero la explicación puede ser falaz, mentirosa, excusatoria.

Convengamos en que, por definición, el "pero" generalmente es un intento de eximir la responsabilidad de nuestros actos, por supuesto, malos, porque los buenos no la necesitan.

Cuando era niño y me aplicaban colonia después del baño, me ponían una fragancia odiosa; repulsiva, como la que está transformando gradualmente nuestra Patria después de una serie de actos mórbidos, falaces, desquiciados y caprichosos. Ya hemos mencionado una serie de hechos que, poco a poco, nos están llevando a la ruina; a veces me prometo no escribir... o mejor dicho, no pensar para no escribir, pero la debilidad humana hace que caiga en la tentación de abrir los ojos y reconsiderar la realidad.

Viste que tener un cero kilómetro es fantástico; todo perfecto, todo funciona y hasta el olor tan particular nos llena la mente y el ánimo de ponderación; con decirte que se siente como que uno conduce mejor! Ahora, ¿te acordaste que hay que echarle nafta (esa que ahora indiscriminadamente aumenta porque la misma hace tres meses era fea), pagar un seguro mucho más caro, impuestos más elevados...

¿Cómo andamos? ¿Está todo bien? ¡Ponele que sí! Viste que levantar una pared lleva su tiempo y esfuerzo; es un proceso, es decir, nunca un soplar y hacer botellas, sino un paso a paso en el que se conjugan materiales, condiciones e idoneidad de quien la construye, porque sola tampoco se hace.

Por momentos uno se resiste a la obviedad, solo para que la claridad no resulte odiosa; pero cuando las evidencias son tan elocuentes, cualquier parecido con la realidad deja de ser fantasía. Es más, uno ya no sabe cómo hechos tan contundentes pueden seguir ameritando esperas estériles, hasta no saber por dónde empezar...

Cuando Favaloro decía que había que tomar un vasito de vino por el asunto de las coronarias, muchos interpretamos que ese 'vasito' podría ser de 500 o 1000cc; las cosas, de pronto, no siempre son buenas o malas en sí mismas si no que depende también del uso que le demos.

Claro que uno tiene que vivir con esperanzas y gratitud por lo mucho bueno que nos pasa: sol, aire, vida, en fin...; sin embargo, todo parece lúgubre, penoso, triste; o, por lo menos, descontento e incierto.

A medida que el tiempo transcurre la zozobra se vuelve odiosa; basta una mirada como para interrogar (nos) -y al buen decir de nuestra entrañable amiga - '¿qué nos está pasando?'-. Es cierto, hemos mal elegido por acción u omisión pero, a decir verdad, vamos como de mal en peor.

Cuando hay tormenta, hay que mantener la casa cerrada; si abrimos un poquito la puerta es posible que el viento impetuoso nos lleve puestos, incluso con todas las pertenencias que -seguramente- con real sacrificio sostenido en el tiempo hemos conseguido.

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