Sin embargo, en San Luis, en el caso de los empleados públicos específicamente, se prometen Paritarias, se anuncian públicamente, pero, de pronto… se deciden desde el gobierno políticas laborales y salariales unilateralmente. Se pasa por arriba la posibilidad de decisiones y acuerdos de conjunto, que es lo que corresponde a la Verdad, a la Justicia y a la Democracia.
¿Por qué sucede esto? ¿Es justo aceptar tranquilamente la decisión unilateral del Gobierno -en el caso de los empleados públicos- sin la participación de los gremios? Y más aún, ¿sin la llamada a los trabajadores por parte de los sindicatos de asambleas para que deliberen y decidan sobre las problemáticas que tendrían que exponer en las Paritarias?
Son tres las situaciones a sortear: la del Gobierno Provincial, que no respeta el llamado a las Paritarias y decide unilateralmente; la no participación ni el llamado a los Gremios a Paritarias por parte del Gobierno, sólo anuncios de promesas políticas; y la falta de organización de asambleas en los Sindicatos -y no de delegados- para tratar no sólo las necesidades y demandas de los trabajadores que representan, sino la situación de la ausencia o negación de Paritarias en la Provincia y las medidas a tomar.
Estas tres situaciones nos demuestran que el Gobierno Provincial dicta las normas y las decisiones impunemente, inconsultamente, sin respetar a los trabajadores; que no reconoce ni las demandas laborales ni a las representaciones gremiales; y que algunos gremios lamentablemente siguen con la costumbre burocrática de no convocar a las bases en asambleas públicas y abiertas, para negociar en cambio a oscuras con el gobierno o aceptar obsecuente o cobardemente las medidas sin cuestionarlas. Gremios de esas características no sirven, no luchan, y terminan traicionando a los trabajadores. El que no es fiel en lo poco, no es fiel en lo mucho.
¿Y qué sucede con las bases? ¿Qué pasa con los trabajadores agremiados y no agremiados…? Se encuentran desprotegidos. Desamparados. Olvidados. Descreídos del gobierno y los sindicatos. El Gremio de ATE es el único que ha protestado por los recientes anuncios unilaterales del gobierno. Los gremios docentes brillan por su ausencia de voces, cuando tendrían que tener la voz más alta. Otros gremios de Empleados del Estado igual. Y el resto de los trabajadores como los compañeros del Plan de Inclusión o similares, no están representados por nadie, directamente amordazados, atemorizados, paralizados sin que nadie, absolutamente nadie, pida por ellos, los represente y defienda. Ellos no son trabajadores de segunda.
Así sucede con muchas actividades no agremiadas que no son de empleados públicos pero que merecen ser representados, como las Empleadas Domésticas, las vendedoras de cosméticos, los artesanos, los artistas callejeros, las acompañantes terapéuticas, los trabajadores de la producción y servicios en igual situación que se les impiden sindicalizarse etc., aunque tienen derechos. Son trabajadores que se les niega la voz por acción u omisión.
El trabajo dignifica a las personas, y es un derecho inalienable. El trabajo no pertenece al empleador, que tiene que estar al servicio del trabajador; el trabajo pertenece al trabajador, y se le debe respetar ese derecho en condiciones laborales, salariales, sanitarias y legales dignas. En una democracia no hay patrones, somos todos iguales. Entonces no se concibe que el Gobierno Provincial decida desde una visión economicista por encima de las necesidades de las personas, sin consultarles, sin sentarse a hablar con ellas, sin acordar con ellas, desconociendo absolutamente las necesidades reales de cómo vive y cómo tiene que vivir la gente. No las necesidades supuestas por los funcionarios o las condiciones que les piden los empresarios. No se puede pensar en Paritarias sin esta condición previa que es una obligación del Estado Provincial. Si el gobierno provincial no las convoca, es un deber de los sindicatos hacerlo y exigirlas. Si no, puede ocurrir aquello que citaba Perón de “con los dirigentes a la cabeza o con la cabeza de los dirigentes” (Quién sabe si esto no involucre al gobierno también, porque los tiempos cambian).