Esto viene a cuento –también- de la necesidad que tiene nuestra ciudad y provincia de librarse, por un lado, de la chatura política de algunas ratas, y por el otro, de terminar con los cantos de sirenas que engañan a nuestros jóvenes.
Hay una manifiesta intención en la politiquería actual, de un trasvasamiento generacional de la militancia política, formando a nuestros jóvenes en un solapado neoliberalismo pretendidamente progresista, bajo la máscara de un aggiornamiento de la política. Frente a esto, los ortodoxos doctrinarios resultan anacrónicos, anquilosados en el tiempo, ante el patético inmovilismo de su discurso, producto, más que de la interpretación correcta del espíritu de las ideas, de la falta de ejemplos. Agua para el molino de cualquier burocracia política.
Los niveles de conciencia social y colectiva, suelen ser oscilantes, y responden, más que a una ideología o pensamiento político, a las demandas insatisfechas que dicta la realidad y el sentido común. Los deseos también suelen ser oscilantes. Ya sea por intereses ó altruismo. A la par de esto, la post-verdad y los falsos relatos de creación de sentido de los Medios y Redes Sociales, juegan con los sentimientos, emociones y la esperanza, produciendo un encantamiento en los jóvenes, asentando su honesta credibilidad sobre arenas movedizas.
La Justicia siempre es la práctica de la Verdad. Con la verdad podemos ser libres. (Para Gandhi, la Verdad era la teoría y la Justicia su práctica. Para Cristo, la Verdad era el camino de la libertad). Es el único requisito para tener un espíritu crítico y no creer ni aceptar lo que en Política se dice como gran verdad si no se acompaña de hechos transparentes, más que puro cemento, aplausos y buenos discursos.
Los jóvenes tienen el entusiasmo, la valentía y la visión eterna de la vida. Sin la fe de ellos, es imposible cualquier objetivo. Pero no hay que aprovecharse, usándolos y engañándolos. Bien dicen que “el diablo sabe por diablo pero más sabe por viejo”, y esto significa que ante los mayores, por el sólo hecho de tener éstos más experiencia, los jóvenes siempre estarán en inferioridad de condiciones. En cualquier plano de la vida. Del mismo modo, así como los muchos años llenan de las telarañas de la mezquindad, de la ambición y de los vicios a los espíritus, envejeciendo el alma además del cuerpo, perdiendo su dignidad, también la irresponsabilidad, egoísmo y maldad de los adultos vuelven viejos el alma de los jóvenes.
Si a sabiendas de que “por los frutos los conoceremos”, tal como reza el consejo bíblico, dejamos que el encantamiento se lleve a nuestros jóvenes, sufriremos el castigo del eterno retorno de la postergación de los sueños y de la esperanza, por la cobardía y mezquindad de no habernos involucrados con la Verdad para buscar la Justicia.