"Tren de fugitivos", el recordado disco debut de El Soldado lanzado tras varios años de trabajar como asistente de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, y que en un principio llamó la atención por la participación en la grabación del Indio Solari, Skay y otros integrantes del grupo, cumple 25 años y será homenajeado con una reedición en vinilo y una gira nacional que tendrá su inicio este sábado en Marquee Session Live, del barrio porteño de Villa Crespo.
Pero a pesar del arduo trabajo para trasladar este material a vinilo y del recorrido que el 18 de noviembre pasará por San Juan, un día después recalará en Mendoza y el 25 continuará por La Plata, en su primer tramo; esta celebración coincidirá con el lanzamiento paulatino de distintos singles que desembocarán en "Haiku Blues", el próximo disco de El Soldado.
En tal sentido, ya están disponibles en plataformas digitales, el tema que da nombre a la placa, "Aún...", "En tibios besos" y "Hacia la luz y el espíritu (Maeterlinck)".
“Decidimos hacer un show y generar una pequeña gira porque el disco va a salir en vinilo. Se remezcló, se remasterizó, fue un trabajo arduo, pero estuvo bien. Ese fue el pretexto para que en estos 25 años, el disco tenga un show tributo.El Soldado
"No tengo nostalgia por un pasado. Hay diferencias muy grandes entre estar trabajando en un disco que tiene 25 años y hacer un disco nuevo 25 años después, que tiene que ver con el paso del tiempo, la maduración de uno, las mejorías que uno tuvo como músico o como creador. El disco que estoy haciendo ahora no tiene mucho que ver con aquel primer disco, pero aunque las diferencias sean grandes, uno lleva siempre su propio rasgo. Eso es inevitable", reflexionó El Soldado a pedido de Télam.
Y amplió: "Yo creo que el cambio más fuerte está en lo lírico porque uno ya no puede escribir letras como las que escribía a esa edad pero, además de eso, en `Haiku Blues´ hay mucho piano, muchas cuerdas y canciones bastante diferentes a `Tren de fugitivos´. De cualquier manera, en el medio hice muchos otros discos que, aunque mantienen el perfil, siempre mostraron cambios. Uno va coqueteando con los estilos dentro de su camino".
Precisamente, para el oído que no se quedaba en la simple sorpresa de toparse con la voz del Indio en la radial "Ángel de los perdedores" o "Trago especial", o de descubrir la guitarra de Skay o el saxo de Sergio Dawi, en otros cortes; "Tren de fugitivos" destilaba un rock clásico, sin rodeos, aunque plagado de sonoridades ligadas a la tradición estadounidense con sus buenas cuotas de folk, un aspecto no tan desarrollado en el ámbito local.
El Soldado "Tren de fugitivos"
Aunque tal como él mismo lo expresó sus discos siguientes fueron mostrando otras cartas, lo cierto es que este rasgo estilístico lo acompaña desde entonces, al punto de que es uno de los nombres de referencia a la hora de citar artistas enrolados en esta vertiente musical.
Así fue como, de a poco y gracias a su capacidad creativa, El Soldado fue dando argumentos para desterrar aquella definición facilista que lo ubicaba artísticamente como un apéndice del mundo ricotero, con una propuesta musical portadora de una personalidad propia.
Con un ojo puesto en el pasado y otro en el disco por venir, desde su hogar en Villa Gesell, en donde se radicó al inicio de la pandemia, El Soldado reflexionó ante esta agencia en torno a sus 25 años de trayectoria.
“Decidimos hacer un show y generar una pequeña gira porque el disco va a salir en vinilo. Se remezcló, se remasterizó, fue un trabajo arduo, pero estuvo bien –contó-. Ese fue el pretexto para que en estos 25 años, el disco tenga un show tributo. Son 25 años de un disco, pero en realidad son 25 años de carrera. Ese fue el puntapié inicial de mi camino”.
Télam: ¿Cómo será este show tan especial?
El Soldado: Por primera vez voy a tocar el disco entero. Ni siquiera cuando salió lo hice entero. Eso requirió revisarlos para tratar de hacerlos lo más originales posible. Estaré con mi banda y habrá invitados para poder darle su carácter, su originalidad. Las canciones están bien, algunas son muy buenas, y se trata de ponerlas en otro lugar, que la gente pueda llegar a apreciar el trabajo hecho.
T: ¿Sentiste que se habían resignificado con el tiempo ahora que te volviste a encontrar con ellas?
ES: El disco siempre estuvo bien. El significado nuevo se lo da el audio. Yo nunca fui un artista que estuvo en las radios, no pertenezco a ese mundo. Tal vez alguna vez pasan algún tema porque son canciones que tranquilamente podrían estar en las radios. No es una música difícil de escuchar, es atemporal. Hay gente que tiene un cariño muy grande por este disco, marcó un momento fuerte. Fue independiente, vendió mucho, le llegó a mucha gente. Lo más válido está ahí. La cuestión es que fue el primer disco y todavía estoy acá, tocando y haciendo, así que mal no me fue.
T: En estos 25 años te estableciste como una referencia de un tipo de rock ligado al folk que no es muy común aquí a nivel popular. ¿Lo sentís de esa manera?
ES: Yo creo que hubo algunos discos acá en ese estilo “americano”: los primeros discos de León Gieco, por ejemplo. Pero es verdad que no se hizo tanto. Lo que sí creció mucho fue la canción de guitarra a finales de los 90 y el 2000. Calamaro fue un referente en todo esto. Hay una canción muy “calamaresca” dando vueltas de manera constante. Eso se asemeja un poco a lo que hago. Son canciones que están en esa línea que remarcás.
T: Cuando salió “Tren de fugitivos” y, sobre todo, cuando sonó en las radios “Ángel de los perdedores” con la voz del Indio, el público te referenció con Los Redondos y te mantuvo en ese lugar por mucho tiempo. ¿Eso te generó algún sentimiento negativo hacia este disco?
ES: Era inevitable que el público y la gente de la prensa me ligara y todo iba por ahí. Llevó un tiempo salir de ese halo pero bueno, tampoco fue perturbador ni estigmatizante. Por otro lado, capaz que si no hubiesen tocado ellos de invitados difícilmente hubiera podido dar un puntapié inicial así. Lo que hizo de interesante eso fue llegar a la gente y que la gente se encariñe con el disco. Me cuentan miles de historias de gente que con este disco se enamoró, que se separó, que le hace acordar a alguien que ya no está. Todo eso que generó el disco es mucho más válido para mí. Lo otro, lo tomé con la mayor calma posible. La manera de revertirlo fue haciendo cosas nuevas para validar mi chapa de músico. Tuvo su momento pero no fue tan cruel.