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Cannabis medicinal "El miedo no es una opción para cuidarnos"

Publicado el Miércoles, 09 Marzo 2022 07:59 Escrito por Estela Dominguez

La lucha por la legalidad del cannabis medicinal, una vez más, evidenció que hay un mundo humano, sensible, comprometido, dispuesto a defender el buen vivir en medio de la mercantilización de la vida.

“Si algo caracteriza a la sociedad capitalista es que los productos del trabajo toman las formas de mercancía, esto quiere decir, nuestro trabajo tiene un precio, nosotros mismos tenemos una etiqueta que dice cuánto valemos”, dice Mercedes D´Alessandro en su libro Economía Feminista.

Un ordenamiento disciplinar que promete la ficción del disfrute de los beneficios de la inclusión como pago del acatamiento; o el dolor del desamparo y la pobreza de la exclusión. Cierto es, que, para recordarnos, permanentemente, ese dolor de la exclusión, siempre se sostiene un alto porcentaje de pobres como testimonio vivo de los que nos puede pasar. El derrame arranca siempre tarde y no llega jamás.

Pero, “el miedo no es una opción para cuidarnos”, dice Mari Jofré de Les Florindes, una organización de mujeres y disidencias de la Ciudad de Villa Mercedes San Luis.

¿A qué refiere Mari Jofré cuando habla de cuidarnos?

Hay un mundo ahí. Hay un sistema ahí de prácticas “sutiles conscientes o inconscientes”, dice en los Cuadernos de Trabajo de la Escuela de Trabajo Social de la UNC. Hay un modo de vivir por complementariedad, que activa y potencia una solidaridad mutua, no para vivir mejor que otro y en relación al pasado (en una linealidad témpora espacial); sino a un compartir comunitario y con la naturaleza, que haya suficiente para todes, todas y todos. No acumulación.

La aplicación de las reglas del mercado en todos y cada uno de los momentos de la vida, se vive como violencia. Así como no hay que comer, o como no hay medicina para sanar en las mayorías, también ha habido un despojo del acceso a la información y la formación entendida como institucionalizada. Pero ahí, también se cuecen habas.

¡Hasta la Victoria, Siembra!

La lucha por la legalización del cannabis medicinal surge de ese mundo. Y aunque desde el paradigma encarnado del capitalismo apremia la certificación científica, las producciones industriales; en el otro mundo una madre sabe que el aceite, que prepara en la cocina de su casa, muchas veces con el aceite disponible- el que usa para cocinar- es lo que su hija requiere para recomponer su salud después de una quimioterapia desbastadora.

¿Cómo sabe? Ella milita. Ella es activista en organizaciones. Ella es parte de una red por la cual circula sin costo, sin condicionamiento materiales de pago; sí, con un acuerdo ético de dar continuidad al flujo.

Una red comunitaria amorosa por la que circulan numerosos, diversos y necesarios (a falta de palabra que reemplace el término “producto y/o servicios”, en tanto, producto de la línea de producción capitalista), decía, circulan enseres, haceres, sentires, pensares.

Una red donde el porcentaje de participación es mayoritariamente de mujeres, según la Encuesta sobre Trabajo No Remunerado y Uso del Tiempo (EAHU-INDEC, 2013) ellas realizan el 76% de las tareas domésticas no remuneradas. El 88,9% de las mujeres las realizan y dedican a este tipo de labores un promedio de 6,4 horas semanales. Mientras tanto, sólo el 57,9% de los varones participa en estos trabajos, a los que les dedican un promedio de 3,4 horas semanales. https://www.indec.gob.ar/indec/web/Nivel4-Tema-4-31-117

“las tareas del cuidado” están sosteniendo el mercado

Para la economía neoliberal, el trabajo que no tiene valor en el mercado, no es trabajo, pero con certeza podemos decir que “las tareas del cuidado” están sosteniendo el mercado. El amplio porcentaje de mujeres que se encargan de la economía del cuidado garantizan el acceso de niños, niñas y niñes al sistema educativo, del mismo modo, garantizan los y las trabajadoras que ponen en marcha el sistema laboral “formal”, y el sistema social o “informal” de trabajo, también.

“En un sentido amplio, el contenido del concepto refiere a todas las actividades y prácticas necesarias para la supervivencia cotidiana de las personas en la sociedad en que viven. Incluye el autocuidado, el cuidado directo de otras personas (la actividad interpersonal de cuidado), la provisión de las precondiciones en que se realiza el cuidado (la limpieza de la casa, la compra y preparación de alimentos) y la gestión del cuidado (coordinación de horarios, traslados a centros educativos y a otras instituciones, supervisión del trabajo de cuidadoras remuneradas, entre otros). El cuidado permite atender las necesidades de las personas dependientes, por su edad o por sus condiciones/capacidades (niños y niñas, personas mayores, enfermas o con algunas discapacidades) y también de las que podrían autoproveerse dicho cuidado “, dice C. Rodríguez Enríquez y L. Pautassi.

Este trabajo, por llevarse a cabo en forma no remunerada, implica una relación de subordinación y de explotación económica de la mujer como categorías sociales. “Hoy el concepto de género está cada vez más difundido. Lo que no siempre está tan claro es que se trata de relaciones sociales y jerarquías que colocan a las mujeres en un lugar subordinado, desjerarquizado que se expresa en los distintos ámbitos de la vida, personal y laboral. La economía es una de las disciplinas más resistentes a aceptar la noción de género. El pensamiento económico hegemónico piensa la economía como neutra al género. Pero la economía no es neutra, sino ciega al género. Tratar de manera igualitaria a quienes son diferentes muchas veces profundiza la desigualdad” (Las mujeres en la economía social y solidaria: experiencias rurales y urbanas en Argentina Mercedes Caracciolo Basco María Del Pilar Foti).

El Estado, a dura penas

En Marzo de este 2021, tal como fue publicado en la Resolución 800/2021, el Gobierno aprobó el Sistema de Registro del Programa de Cannabis (Reprocann) a partir del cual se prevé el registro de los usuarios que accedan a plantas de cannabis y sus derivados “como tratamiento medicinal, terapéutico y/o paliativo del dolor, a través del cultivo controlado, desde ese momento a Octubre de este mismo año, o sea, siete meses después, un millón de ciudadanos y ciudadanos requerían ser registrados.
La participación del Estado por medio de políticas públicas para garantizar, a través, del Derecho inalienable a la salud, otros como el Derecho a la Identidad, reconociendo la práctica ancestral de las medicinal, llamadas por el sistema;” alternativas”, También, sacando de las garras del punitivismo, a los autocultivadores.

Un Estado Argentino, en 2021 en medio de una pandemia mundial, en medio de una renegociación de deuda externa con el Fondo Monetario Internacional de 44.000 millones de dólares que contrajo la administración de Mauricio Macri en 2018; - con la pobreza que afectó al 40,6 por ciento de la población argentina en el primer semestre, -- el 10,7 por ciento de las personas quedaron en situación de indigencia; - el rubro alimentos y bebidas subió 51,2 por ciento en 2018 y 56,8 por ciento a lo largo de 2019. En 2020, el avance fue del 42,1 por ciento y en lo que va del 2021 acumula un alza del 32,6 por ciento. Todos datos del: https://www.indec.gob.ar/.

Con el corazón en las manos

Aquí estamos, visibilizándonos. A través de tantos miles de años de historia de la humanidad, nos hemos hechos cargo del cuidado. No siempre fueron las mismas condiciones de contexto. Es cierto, nadie ha hecho el cálculo entre las variaciones de contextos socio-económicos históricos y tantos modos emergentes territoriales. Y después de eso, relevar los intereses, deseos, sueños, aspiraciones de tantos millares de mujeres. No todas, por ejemplo, están interesadas en asumir estos cuidados; y hay otras –creo que la gran mayoría- estamos dispuestas.

Lo cierto es que lo que todas hacemos, no sólo puede ser hecho por nosotras, pero las condiciones sistémicas, como la división del trabajo según el género, ha condicionado no sólo, a no tener otras oportunidades, sino también, a la desvalorización de nuestros quehaceres, saberes y experiencias. Y sin duda alguna, la romantización de este quehacer facilita el sometimiento a la pobreza y exclusión.

Con el corazón en las manos, ahora empezamos a cuidarnos para que el cuidado a otros, otras y otres sea valorado.

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