"Nunca vi nada semejante en mi vida", dijo Ahmed Tafesh después de horas participar en las tareas de recuperación de cuerpos. "Esto es una masacre", comentó a la agencia AFP.
Hoy, ya con la luz del día, fueron más claros los efectos en las inmediaciones del hospital, donde se encontraron autos carbonizados, mientras en el patio se amontonaban retazos de ropa, mantas y mochilas ensangrentadas.
El paramédico de la Media Luna Roja palestina Amir Ahmed dijo hoy que "hay demasiados cadáveres" y que los muertos serían enterrados en una fosa común.
"Hay una gran posibilidad de que sólo pongan un número" en las bolsas, sin ningún nombre, añadió Ahmed, "porque muchos están en pedazos".
Los médicos de esa organización palestina emitieron anoche un comunicado en el que condenaron "el horrendo y aterrador bombardeo del Hospital Al-Ahli" y señalaron que el hecho "provocó la muerte de cientos de civiles palestinos, entre ellos mujeres, niños, proveedores de servicios médicos y personas desplazadas que tomaron el hospital como un refugio seguro".
Las autoridades sanitarias de la Franja de Gaza, gobernada por el movimiento islamista Hamas, dijeron hoy que al menos 471 personas murieron en el hospital. Además, sostienen que la tragedia fue obra de un bombardeo israelí, con lo que las víctimas palestinas ya suman casi 3.500, en respuesta al ataque de Hamas en Israel el 7 de octubre, que dejó 1.400 muertos.
Los islamistas, considerados terroristas por Israel, Estados Unidos y la Unión Europea, secuestraron además a casi 200 personas.
Israel rechazó la acusación y su ejército dijo hoy que tiene "pruebas" de que "la explosión en un hospital de Gaza fue provocada por el disparo de un cohete de la Yihad Islámica que falló", señalando así a otro grupo islámico radical de la Franja de Gaza.
El palestino Sameh al-Jaroosha, quien ayer por la noche estaba sentado en el patio del hospital, relató hoy que algo impactó en el lugar y provocó una explosión en toda la zona.
Mientras estaba siendo atendido en el cercano Hospital Shifa, el joven de 17 años, que escapó con quemaduras y heridas, relató que algo "golpeó de repente" y "directamente sobre la gente", según el testimonio que recogió el diario The New York Times.
Sameh dijo que él y su familia huyeron de su casa en la ciudad de Gaza por temor a que pudiera ser afectada por los bombardeos, así que fueron al hospital, donde se encontró con otros desplazados alojados en el patio, la biblioteca y la iglesia.
"Pensamos que era seguro", dijo desde la cama del hospital.
Desde el ataque de Hamas, Israel tiene bajo asedio a la Franja y el viernes urgió a los habitantes del norte del enclave, que se estima superan el millón de personas, a refugiarse en el sur, en previsión de una posible intervención terrestre.
La evacuación ordenada por Israel fue rechazada por Hamas y enérgicamente criticada por la ONU y varios países de la región.
El hospital que sufrió la explosión fue uno de los que recibió los llamados de Israel para que desalojaran el lugar, pero según el director regional de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para el Mediterráneo Oriental, Ahmed al-Mandhari, las órdenes eran "imposibles de cumplir", dada la situación de seguridad y el estado crítico de los pacientes.
Los administradores comunicaron las advertencias de Israel y miles de personas dejaron el hospital, pero al intensificarse los bombardeos en los barrios aledaños, volvieron.
"Les dijimos que era importante que supieran lo que estaba ocurriendo, pero no tenían adónde ir", dijo el obispo anglicano de Jerusalén que supervisó el hospital, Hosam Naoum.
"En ese momento (de la explosión), sabemos que había miles de personas allí", comentó al diario británico The Guardian.
En el hospital de Shifa, los vecinos fueron hoy a identificar en la morgue a los fallecidos en el ataque y llevarse los cadáveres para enterrarlos.
"No sé cuántos de ellos murieron ni cuántos siguen vivos", dijo Yahya Karim, de 70 años, quien fue en busca de noticias de sus parientes.
Adnan al Naqa, otro vecino de Gaza, dijo que unas 2.000 personas estaban refugiadas en el hospital la noche del martes.
"Al entrar en el hospital oí la explosión, y vi un fuego inmenso", apuntó Naqa y agregó: "Toda el lugar estaba incendiado, había cuerpos por todos lados".
"Había fuego, y cosas cayendo encima de nosotros. La electricidad se cortó de repente, y no veíamos nada", dijo entre lágrimas Fatima Saed, sobreviviente del ataque.