Este 25 de mayo, como todos los años, celebramos el aniversario de nuestro primer gobierno Patrio. Pero, la historia no se reduce solamente al Cabildo y a la constitución de la Primera Junta. La Revolución de Mayo de 1810 es un complejo y contradictorio movimiento revolucionario que se produjo en un momento de la historia donde convergieron una serie de procesos.
Algunos de ellos fueron: la rebelión contra el monopolio económico español, cuestionamientos a la autoridad del Virrey Cisneros, a su vez, Inglaterra necesitaba mercados consumidores de sus productos, España tenía al Rey Fernando VII prisionero de Francia; también, la Invasión de Napoleón a la Península Ibérica, entre otros. Todas estas noticias inspiraron a criollos y españoles a formar un gobierno de emergencia frente al francés usurpador, aunque los criollos anidaban en sus corazones el valor y la decisión de convertirse en independientes. Es a partir de allí que el pueblo luchó contra el dominio que venía de siglos y se plantea dejar de ser colonia, ser una nueva Nación, bajo la guía de ilustres figuras con grandes cualidades.
Sin embargo, la paz no fue reinante aquellos días. Me pregunto: ¿cuán dificultoso debe haber sido encontrar puntos en común entre personas que tenían intereses e historias bien diferentes? Hubo enfrentamientos, debates, se dudaba, opinaban diferente, hubo posturas que se modificaban. El pueblo quería transparencia, ser participe y consultado. A veces se impuso con violencia ante sus opositores para construir un proyecto nuevo y desconocido nada más ni nada menos que NUESTRA PATRIA.
Hoy, a 208 años de esos hechos revolucionarios, en democracia, con una mirada reflexiva y critica de aquellos acontecimientos, siento que nos encontramos en ese mismo punto de la historia. Que nuestra sociedad está atravesando una profunda crisis social, moral, espiritual. Nos encontramos sumidos en contradicciones, desencuentros, desconfianza, luchas estériles, con un tejido social roto. Ciudadanos oprimidos con muchas necesidades. Una grieta hecha abismo entre nosotros que solo sirve a los intereses de los poderosos y sus capitales extranjeros. Intereses que no buscan el bienestar del pueblo, ni la Independencia Económica; tampoco la Soberanía política.
Siento que los anhelos y deseos de nuestros Padres de la Patria tienen tanta vigencia como en esa época. Que también queremos gritar: “libertad, libertad”. Libertad para seguir luchando por nuestros derechos, libertad para seguir soñando con un mañana mejor, libertad de pensamiento, libertad de denunciar los reclamos y protestar contra el avasallamiento de los que persiguen un interés particular y no el bienestar general.
Es por eso que en este 25 de mayo debemos recordar lo que consiguieron los hombres y mujeres del 1810, analizar como construimos esa Idea de Nación como un deseo de comunidad, de vivir juntos, de tener las mismas leyes, de vivir con tolerancia. Analizar cómo superamos el individualismo absoluto que desprecia la dignidad del ser humano, siempre comprometiéndonos con la democracia como estilo de vida, entrelazados a la luz de una identidad de destino común y de un país con prosperidad para todos sus habitantes.
Estoy segura que podemos asumir el rol protagónico en este tiempo actual de nuestro País. Si cumplimos con la tarea o la función que cada uno de nosotros debe hacer, si reafirmamos los valores que dirigen las buenas conductas, si erradicamos los vicios y flagelos que degradan las instituciones públicas y privadas.
Para ello necesitamos a la Educación y la cultura como herramientas idóneas y eficaces que nos ayudan a hacer realidad los sueños de un futuro mejor para nosotros y para nuestra posteridad. Necesitamos de cada uno de nosotros en unidad y solidaridad. Entonces es ineludible levantar en alto las cualidades de nuestros antepasados. El valor de Cornelio Saavedra, la cultura de Mariano Moreno, la decisión de Juan José Paso, la Inteligencia de Manuel Belgrano, el entusiasmo de Juan José Castelli, la caridad de Juan Bautista Alberti, la vocación de Miguel de Azcuenaga, el desprendimiento de Juan Larrea, el compromiso de Domingo Matheu y la Hidalguía de ese pueblo que supo organizarse para dejar de ser colonia y comenzar el camino de una integración social hacia una Nación Libre. Es así que -honrando la memoria de esos próceres- gritamos juntos VIVA LA PATRIA.
Sr Intendente de la Ciudad M.R.M.
Sr Vice Gobernador .
Sres legisladores provinciales Y municipales
Sr jefe de la V Brigada
Sr jefe de la Policía federal Y de la Provincia
Sra jueza de faltas
Autoridades provinciales y municipales
Autoridades eclesiásticas,
Autoridades de la región educativa
Docentes alumnos y vecinos, buenas tardes