Nacida en Tucumán hacia 1780, Manuela se trasladó a Buenos Aires, donde contrajo matrimonio con José Miranda, cabo de las milicias porteñas. Cuando las tropas británicas desembarcaron en Quilmes en junio de 1806, se desató una lucha por la defensa de la ciudad. Fue entonces cuando Manuela, con bravura sin igual, se destacó al lado de su esposo, participando en los combates.
Durante 46 días, los ingleses ocuparon Buenos Aires, aunque tras el correr del tiempo se gestó la resistencia. El militar francés Santiago de Liniers organizó un ejército para recuperar la ciudad. Manuela, en una hazaña de valor, combatió codo a codo con su marido y su destacada actuación no pasó desapercibida.
El parte de la batalla redactado por Liniers destacó el coraje de Manuela, quien, luchando con firmeza, abatió a un soldado enemigo. Su acto heroico fue reconocido por el Rey Carlos IV, quien le otorgó el grado y sueldo de Subteniente de Infantería.
A pesar de su gesta, la figura de Manuela Pedraza se desvanece en los recovecos del tiempo, y apenas quedan rastros de su destino posterior. Sin embargo, su legado perdura en las calles y escuelas que llevan su nombre, así como en los versos de la música popular, que la mantienen viva en el corazón de la memoria colectiva.
Manuela, la tucumana
Letra: Félix Luna – Música: Ariel Ramírez
No duerme Buenos Aires
Las mechas arden
Las mechas arden
Cuarenta mil valientes
Sólo un cobarde
Sólo un cobarde
Con un fusil de chispas
Y muchas ganas
Y muchas ganas
Peleó doña Manuela
La tucumana
La tucumana
Este triunfo ganaron
Nuestras mujeres
Nuestras mujeres
Las hembras han peleado
Como varones
Como varones
Las ollas en sus manos
Fueron cañones
Fueron cañones
Malaya los que vengan
Como enemigos
Como enemigos
Habremos de correrlos
Como a estos gringos
Como a estos gringos
Este triunfo ganaron
Nuestras mujeres
Nuestras mujeres