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¿Cómo va a ser terrorista si no es musulmán?

Publicado el Martes, 10 Octubre 2017 14:39 Escrito por

Terroristas, blancos, musulmanes y ensayistas suizos. Las masacres en Estados Unidos son moneda corriente. Un hotel, 10 fusiles semi-automáticos, mucha muerte y las preguntas de siempre ¿Quién? ¿Cómo? ¿Porqué? Las respuestas no son siempre las mismas, claro. Pasen y lean. La nueva columna de Sebastián Fernández.

Stephen Paddock planificó un atentado terrorista. Reservó con varios meses de antelación una habitación en el piso 32 del hotel Mandalay Casino de Las Vegas con vista a su objetivo: la explanada en la que se realizaría un recital al aire libre. Llevó a la habitación más de 10 fusiles semi-automáticos e incluso un AK-47-el fusil de asalto soviético preferido de los talibanes y el ISIS-, almacenó una enorme cantidad de proyectiles y colocó cámaras en los pasillos para vigilar la entrada de la habitación.

Esperó la llegada del público, unas 22.000 personas, y durante 15 minutos disparó a sangre fría, asesinando a unas 60 personas e hiriendo a otras 500. Por la cadencia de las ráfagas, algunos testigos concluyeron que Paddock sólo paraba de disparar para poner un cargador nuevo tras agotar el anterior. Un agente de seguridad del hotel que intentó acercarse a la habitación recibió una ráfaga de 200 disparos. Antes de que llegara la policía, como suele ocurrir con los extremistas que valoran más sus objetivos que su vida, se suicidó.
 
Un músico que estaba en el escenario cuando empezó la matanza explicó que debido a la gran cantidad de gente y los pocos lugares para cubrirse del fuego "fue como disparar peces en un barril". “Muchos caían como moscas”, relató otro testigo horrorizado.
 
Sin embargo, nadie acusó a Paddock de terrorista, sólo se lo calificó de “lobo solitario”. “¿Qué es un lobo solitario?” se pregunta el ensayista Moustafa Bayoumi en The Guardian: “Es el nombre especial que le damos a un terrorista blanco”.
 
Bayoumi cuenta que cuando le preguntaron al sheriff si el autor de la masacre era un terrorista contestó que no, que era “alguien local”. Ocurre que un terrorista sólo puede ser foráneo. La alcaldesa de Las Vegas, por su lado, lo trató de “lunático”.
 
Además de no ser musulmán, el autor de la masacre era un jubilado blanco tan apacible como rico, que logró su fortuna de la misma forma que el presidente Donald Trump: con inversiones inmobiliarias. ¿Quién podría vincular a esa clase de ciudadano con un acto terrorista? En realidad, la masacre responde exactamente a la definición de terrorismo que establece la ley del estado de Nevada: "cualquier acto que implique el uso o intento de uso de sabotaje, coerción o violencia que esté destinado a causar grandes daños corporales o la muerte a la población en general". 
 
Según Bayoumi, una de las razones por la que en EEUU los blancos son menos acusados de terrorismo que los musulmanes, además del racismo, reside en que si bien la ley federal define el "terrorismo interno", no lo codifica como delito federal. Se lo asimila a un “crimen de odio”. La diferencia no es semántica: alguien que odia es a lo sumo considerado una mala persona o un demente. Un terrorista, en cambio, ni siquiera merece la condición de humano. Ni él ni, por supuesto, sus amigos, conocidos o familiares.
 
Con sus 15 minutos de fama, Paddock logró quitarle el título de tirador con mayor número de víctimas a Omar Mateen, el responsable de la masacre de la discoteca gay Pulse de Orlando, en donde mató a 50 personas e hirió a otras tantas en junio de 2016. A diferencia de Paddock, el ex agente de seguridad Omar Mateen nacido en el estado de Nueva York tuvo la cortesía de ser musulmán, así que nadie lo calificó de lobo solitario. Era terrorista sin importar si tenía vínculos reales con el terrorismo.

Como escribí en esta misma columna“Mateen asesinó a 50 personas con un arma de 500 dólares que se puede comprar por correo y dispara 45 balas por minuto. La misma que usó James Eagan Holmes en la masacre de Aurora en 2012, Adam Lanza en la de Newtown en el mismo año y Syed Rizwan Farook y Tashfeen Malik en la de San Bernardino del 2015. Un arma que poseen casi 4 millones de personas en EEUU. Salvo Malik, todos los atacantes eran jóvenes norteamericanos, algunos de origen inmigrante. Si algo prueban las masacres es que, en apenas una generación, esos ciudadanos recientes aprendieron la barbarie armada propiciada por la poderosa National Rifle Association como si tuvieran varias generaciones de norteamericanos armados detrás.”
 
El ensayista Moustafa Bayoumi nació en Suiza, reside en Brooklyn y no tiene más vínculos con el terrorismo internacional que mi tía Chola, pero es probable que si el asesino de Las Vegas se hubiera llamado como él en lugar de Stephen Paddock, hoy estaríamos denunciando el mal absoluto del terrorismo islámico y no la psiquis devastada de un lobo solitario.

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Pablo Muract

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