Claro, el can -que (bien podría ser un clon) no podía comer y tenía que resguardar lo que otros disfrutaban- comenzó a enervarse con su propio dueño hasta tornarlo odioso. Entonces concluyó que estaba bien que unos pocos pudieran comprar y servirse, pero los muchos -que también necesitaban hacerlo- tuvieran que arreglárselas como mejor pudieran para alimentarse.
¡Qué coyuntura social estamos atravesando!... En aras de la libertad, reunión de tres es cuasidelito: ¡paradojas de la vida!
No querer reconocer el error de haberlo votado y justificar a los pocos ricos que tienen mucha pero mucha, y que cuestan mucho más caro mantener que los numerosos que tienen poco, entre tantos más factores, hacen que no haya lugar al diálogo o a la sana discusión; a estas alturas la política es como el blanco o el negro: o con todos adentro o con la mayoría afuera.
Nótese que a las humoradas esotéricas y otras yerbas, ahora se dividen los gastos al final del almuerzo o cena como intentando una muestra de austeridad; si eso tiende a ser un "ajuste" -por demás irrisorio-, ¿por qué no traen la que tienen afuera?; ¿por qué en un acto desmesurado le echaron un gallo a China y ahora fueron a pedirle por favor que no abandone la compra del trigo?; ¿qué es el libre mercado sino un afano al bolsillo, a la inteligencia y a la dignidad? ¿Con qué criterio de bien común una garrafa salta de tanto a más del doble de un día para el otro? Y como esos hay infinidad de ejemplos, tristes y aciagos.
Esto parece que así no va, pero como todavía hay un poco de hilo en el carretel la consigna es aguantar un periodo (dijo "quince años", y por el momento no se ha visto derramar porque el vaso nunca se termina de llenar), darle y no cortarla a tiempo; hasta hace nada la famosa "maquinita" era causa de la inflación, y ¿Qué se dice de cuánto es lo que se lleva emitido en apenas unos días?
¡Qué tristeza es que llegue el fin del día y no haya un sueño reparador que motive las esperanzas, sino la angustia de no encontrar una salida para afrontar la boleta de la luz, el gas, un alquiler o el inicio de las clases!... No es broma, es la penosa realidad que mal elegimos y tampoco sabemos cómo enmendar; afortunadamente siempre hay bastiones, convicciones y ánimo de reponernos pero sólo con eso no hacemos nada si no hay un compromiso que se traduzca en una acción efectiva.