La edición del sello Resonance de "Morning Glory" e "Inner Spirit", dos discos en vivo de Bill Evans de 1973 y 1979, registrados en sus dos únicas visitas a la Argentina, refresca en los fans locales aquellos inolvidables días que permitieron apreciar en toda su dimensión el arte del genial músico.
La festejable edición del sello estadounidense Resonance de "Morning Glory" e "Inner Spirit", dos discos en vivo de Bill Evans de 1973 y 1979, registrados respectivamente en los teatros porteños Gran Rex y San Martín en sus dos únicas visitas a la Argentina, refresca en los fans locales aquellos inolvidables días que permitieron apreciar en toda su dimensión el arte del genial músico y dejaron un sinfín de anécdotas que le confirieron a esos conciertos una mística inigualable.
Un show a las diez de la mañana que confundió al público, audiencias plagadas de célebres músicos locales, un concierto en San Nicolás en un teatro semivacío en un evento asociado a la elección de una reina regional, su fascinación al ver en un show de tango al bandoneonista Walter Ríos y una actuación en un programa televisivo de Andrés Percivale que fue interrumpida en la mitad fueron algunas de las curiosidades de aquellas visitas.
Pero la presencia de Bill Evans también es recordada por la indeleble huella musical que dejó en quienes pudieron apreciar en vivo al pianista que marcó un antes y un después en el formato de trío con contrabajo y batería; en 1973, acompañado por el contrabajista Eddie Gómez y el baterista Marty Morell; y en 1979, por Marc Johnson y Joe Labarbera.
La mañana del 24 de junio de 1973, cuando todavía no se habían acallado los ruidos de los enfrentamientos de cuatro días atrás en Ezeiza durante el regreso del exilio de Juan Domingo Perón, Bill Evans hizo su debut en suelo argentino con un concierto en el Teatro Gran Rex, ante un auditorio que no colmó el lugar -un poco por falta de promoción del show y otro poco por la confusión que provocó el particular horario-, pero plagado de figuras locales de la música.
La presencia del genial pianista en el país fue gracias a las gestiones del empresario teatral Alejandro Szterenfeld, se produjo en el marco de una recorrida que también abarcó Uruguay y Chile, y no incluyó más actividades que el show mañanero en el Gran Rex, fijado en ese horario por una cuestión de agenda.
Hugo Díaz, Enrique "Mono" Villegas, Horacio Salgán, Ariel Ramírez, Eduardo Lagos, Gustavo "Cuchi" Leguizamón y Alfredo Remus fueron apenas algunos de los tantos artistas que se acercaron para escuchar a Bill Evans, describió para Télam el periodista Claudio Parisi, autor del libro "Grandes del jazz internacional en Argentina (1956-1979)".
"No fue una visita muy publicitada. Se corrió más la bolilla por el boca a boca en el ambiente de los músicos", señaló el periodista, quien puntualizó que las escasas crónicas de la época destacaron en particular la sorpresa que había generado el estilo de Eddie Gómez, hasta el momento un desconocido en nuestro país. También hubo alguna mínima polémica cuando los ortodoxos del género no digirieron del todo bien la novedad de que incorporara a su repertorio una versión de "Esta tarde vi llover", el famoso bolero de Armando Manzanero, apuntó Parisi.
"Fue una experiencia inolvidable, muy grato para todos. Un concierto maravilloso", rememoró a pedido de Télam el contrabajista Alfredo Remus, quien por intermedio del periodista Nano Herrero tuvo la oportunidad de conocer al trío en el lobby del Hotel Claridge, en donde se hospedaba.
Desde ese momento, el músico local se ofreció para transportar en su vehículo personal a Eddie Gómez y Marty Morell, quienes en sus breves horas en Buenos Aires no perdieron tiempo y fueron a un local llamado Bossa Nova, propiedad de Jorge "El Negro" González.
"A mí no me sorprendió el show porque soy `billevariano de la primera época´ y sabía bien de qué se trataba, ni me sorprendió Eddie Gómez porque conocía muy bien su estilo", explicó Remus
La segunda visita de Bill Evans al país en 1979, posible por la gestión de los empresarios publicitarios Ronnie Scally y Jorge Giovanelli -debutantes como promotores de conciertos de jazz-, incluyó dos funciones el 19 de septiembre en el Teatro Ópera, un show en el Teatro El Círculo de Rosario el 24, al día siguiente una presentación en San Nicolás y el 27, finalmente, en la sala Martín Coronado del Teatro San Martín.
Un paso en falso resultó la parada en San Nicolás, programada por la gran cantidad de ciudadanos estadounidenses que estaban radicados en esos días en esa ciudad a raíz de las labores que llevaban a cabo para una empresa petrolera. La realidad es que la audiencia no superó los 200 espectadores y la actuación tuvo que ser asociada a la ceremonia de elección de una reina regional para que no sea un fracaso total.
Sin embargo, esta posta dibujó una sonrisa de felicidad en el rostro de Bill Evans cuando entre bambalinas vio un viejo piano de la misma marca e igual modelo al que tenía cuando era niño y en el que había tomado sus primeras lecciones. "Emocionado pidió si se lo facilitaban y, obviamente, le sacaron las telas, lo limpiaron y Bill se puso a tocar ahí nomás, en los pasillos", contó Parisi.
En esta visita más extensa, Bill Evans fue llevado por el recordado conductor radial Mochín Marafiotti a Caño 14 para que vea un recital de tango, en donde quedó fascinado con el estilo del bandoneonista Walter Ríos; en tanto que el resto del trío estuvo en Jazz & Pop, el mítico local del Negro González, en donde se trenzaron en una memorable zapada junto a los músicos de Lionel Hampton, quien también actuaba en el país en aquellos días.
Un joven Adrián Iaies -vestido con ropa de soldado porque cumplía en esos días con el Servicio Militar Obligatorio- asistió en esa ocasión al show del Ópera y aún se emociona al evocar para Télam esa jornada.
"Yo conocía todos los temas que tocaron porque eran standards, pero recuerdo muy bien que cuando empezaba a sonar el tema, yo ya reconocía la versión. Era muy loco estar viendo algo que solo habías escuchado en el cuarto de tu casa, porque en esa época imaginate que no había videos, redes, ni nada de eso", contó entusiasmado el pianista argentino.
Y añadió: "En esos conciertos todo te sorprende y nada te sorprende. porque está tocando una música que conocés, con códigos que conocés; pero todo te sorprende porque los tipos en vivo siempre tocan mejor que en los discos, arriesgan más, están más sueltos. Bill Evans inventó los tríos modernos de jazz, marcó un antes y un después, así que fue ir a ver a alguien que inventó eso que estás viendo".
Además de los shows en los que fue presentado por Nano Herrera a pedido del propio músico, la gente de Buenos Aires también pudo ver fugazmente a Bill Evans tocando en televisión, en un envío que conducía Andrés Percivale. Aunque se trató de apenas medio tema, porque su actuación fue interrumpida por el cierre del programa.
Un año más tarde, con la salud minada desde hacía varios años por los excesos, Bill Evans murió con solo 51 años en un hospital de Nueva York, por lo que esos shows de 1979 quedaron en la historia como unas de las últimas grandes performances del genial pianista. Afortunadamente, ahora se pueden revivir de manera inmejorable.