La Gran Presa de Etiopía en el Nilo Azul, que ha estado en el centro de una larga disputa regional desde el comienzo de su construcción hace más de 10 años, se puso en marcha el pasado domingo, según informó del Ministerio de Asuntos Exteriores del país.
El mandatario etíope, Abiy Ahmed Ali, ha visitado la enorme central hidroeléctrica, denominada Gran Presa del Renacimiento Etíope (GERD, por sus siglas en inglés), para poner en marcha su primera turbina. "Esta es una buena noticia para nuestro continente y para los países aguas abajo con los que aspiramos a trabajar juntos. Dado que Etiopía marca el nacimiento de una nueva era, ¡felicito a todos los etíopes!", declaró el primer ministro en su cuenta de Twitter.
Según Webuild, la empresa que construye la presa, una vez finalizada, la GERD se convertirá oficialmente en la mayor planta de energía en el continente y contribuirá al desarrollo económico de Etiopía. Se espera que la Gran Presa del Renacimiento, cuyo coste se estima en unos 3.950 millones de dólares y que se ha compleatado al 84 %, tendrá una capacidad instalada de 5.150 megavatios y producirá una media de 15.700 gigavatios-hora al año. El embalse, cuya superficie es de 1.875 kilómetros cuadrados, tiene una capacidad total de 74.000 millones de metros cúbicos de agua.
Sin embargo, los países vecinos de Etiopía situados aguas abajo del Nilo, Sudán y Egipto, consideran la represa como una amenaza y temen que provoque escasez de agua en sus propios territorios durante el tiempo que se tarda en llenar el embalse. Tras la puesta en marcha de la presa, el Ministerio de Asuntos Exteriores egipcio acusó a Etiopía de violar el acuerdo trilateral, firmado en 2015 por Egipto, Sudán y Etiopía.
"La decisión de Etiopía de iniciar unilateralmente la explotación de la GERD constituye una violación de la declaración de principios firmada por las tres partes", afirmó por su parte Daw Al-Bait Abdul-Rahman, ministro interino de Riego y Recursos Hídricos de Sudán, en un comunicado.